lunes, 5 de febrero de 2007

Una nota de Luciana Peker


LIBROS-ARGENTINA: La resistencia de las cautivas

Por Luciana Peker
BUENOS AIRES, ene (IPS) - Las vivencias, códigos y ritoscotidianos de las mujeres recluidas en la cárcel de Ezeiza, enlas cercanías de la capital argentina, es el amplio y escarpadocampo donde la periodista y escritora Marta Dillon se mueve yrastrea en su último libro.
En "Corazones cautivos, la vida en la cárcel de mujeres",publicado en la colección "Crónica Argentina" de la EditorialAlfaguara, la periodista se aboca de nuevo al tema de género,pero esta vez sobre un universo poco conocido: las presas en elestablecimiento ubicado en la zona del principal aeropuertointernacional de Ezeiza.
Dillon empezó su carrera, en 1989, cubriendo noticiaspoliciales y más tarde se especializó en temas de género.
En 2004 publicó el libro "Vivir con virus, relatos de lavida cotidiana", que recoge las columnas que escribiera enprimera persona entre 1995 y 2003 sobre el modo de convivir conel VIH, causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida(sida), que le valió un premio en 1998 de la Organización de lasNaciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
En este último trabajo de Dillon, publicado en diciembre, serevelan las vivencias de las prisioneras, un grupo doblementevulnerable, por ser mujeres y por ser marginadas. "La inmensamayoría son pobres, casi 20 por ciento de ellas son extranjeras,una particularidad directamente relacionada con la ley dedrogas", remarca la autora.
Las estadísticas del Servicio Penitenciario Nacional sobreel nivel de estudio de las internas indican que 139 de las 725presas registradas en 2005 en Ezeiza no habían terminado laescuela primaria, 305 apenas concluyeron el nivel básico escolar,193 empezaron secundaria pero no la finalizaron, 63 completaronsu escolarización y sólo tres pasaron alguna vez por launiversidad.
Dillon se interesó en la temática por el aumento dereclusas. "Desde 1983 en adelante, tras el regreso de lademocracia en Argentina, la cantidad de mujeres encarceladas semantuvo en cinco por ciento del total de la población penal".
"Sin embargo, al finalizar la década del 90 llegó casi a 10por ciento, merced a la aplicación de la ley que castiga latenencia, el consumo y el tráfico de drogas, la cual en unadécada triplicó el número de féminas encarceladas", detallaDillon.
La relación entre las drogas y la feminización carcelaria sedebe a que las mujeres son utilizadas como "mulas" (portadoras)del tráfico ilegal de sustancias psicoactivas.
"La gran mayoría de las presas son adultas y con hijos, queentran por primera vez a un penal con más de 30 años de edad.Estos datos dejan leer que han buscado una salida alternativapara generar ingresos empujadas por la desesperación y laexclusión social", apuntó Dillon en su investigación.
La periodista hilvana la estadística económica con lapenitenciaria: "En el tiempo en el que más creció la cantidad depresas, de 1993 a 2003, fueron los años de mayor exclusión socialen Argentina y, a la vez, de mayor aumento de mujeres jefas dehogar, a cargo, exclusivamente, de la manutención familiar".
La política económica del gobierno derechista de CarlosMenem (1989-1999), de amplia apertura comercial y achique delEstado con la venta de casi todos los servicios públicos, llevófinalmente a la recesión a fines de la década del 90 y aumentó lapobreza de niveles históricos muy bajos a casi 60 por ciento delos 37 millones de argentinos a comienzos esta década
También el interés de Dillon por la vida carcelaria tienemotivaciones personales y políticas. Su madre, Marta Taboada,estuvo detenida en distintos campos de concentración durante laúltima dictadura militar de Argentina (1976-1983) y es una de lalista de unos 30.000 desaparecidos de modo forzoso conformada pororganizaciones de derechos humanos.
"Me interesa averiguar como se resiste el cautiverio. A laprimera persona que conocí que había convivido con mi mamá enlos centros clandestinos de detención le pregunté si ella seacordaba de sus hijos", relata.
La situación de la prole de las presas está actualmente endebate en Argentina.
A pesar de que existe una ley que autoriza a las internas aconvivir con sus hijos menores de cinco años, un informerealizado por el Centro por la Justicia y el DerechoInternacional (Cejil) denuncia que la mayoría de las cárceles nocuentan con guarderías ni con programas de atención especialespara esos niños y niñas, lo cual constituye una violación a susderechos.
Por ejemplo, la Unidad 31, la única del ServicioPenitenciario Federal que tiene un jardín maternal, aloja a 229reclusas, 88 de las cuales son madres que conviven con 95 niños yniñas. Más de 82 por ciento de estas mujeres manifestó que pasalas 24 horas del día con sus hijos y 62 por ciento indicó que losmemores no reciben alimentación adecuada.
Por otra parte, 38,9 por ciento de las mujeres cuyos hijos ohijas nacieron dentro del penal afirmaron que la dirección de lacárcel hizo constar esta circunstancia en la partida denacimiento de los menores, lo cual implica una evidenteestigmatización social de los infantes y una violación a lasReglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos.
"En la mayoría de las unidades los niños y las niñas noasisten a actividad educativa y las condiciones de lasedificaciones no son las adecuadas para que crezcan y sedesarrollen en un ambiente sano", denunció Cejil.
Con base en estos datos, la diputada Marcela Rodríguez, dela opositora Afirmación para por una República Igualitaria (ARI)y directora del grupo Justicia y Género del CentroInterdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas (Ciepp),presentó un proyecto de ley en el Senado para que las mujerespresas con hijos menores de cinco años puedan acceder albeneficio de la detención domiciliaria.
La iniciativa parlamentaria debe debatirse este año y, encaso de ser aprobada, las madres podrían continuar al frente dela crianza de sus hijos en su propio hogar, bajo una adecuadavigilancia.
"En general, se advierten significativas carencias en lainclusión del enfoque de género en el régimen carcelario. Lafalta de consideración de las necesidades específicas de lasmujeres en el sistema penitenciario provoca un empeoramiento delas condiciones en que cumplen la pena de privación de libertad,así como una mayor afectación y vulneración de sus derechos",dijo Rodríguez a IPS.Para revertir esta vulnerabilidad, una abogada y ex detenida,Clara Susana Sajnovetzky, creó la asociación "Por la vueltaclara", que busca respaldar la vida de las mujeres presas cuandosalen en libertad.
"Creamos esta asociación civil, que cuenta con ampliacolaboración por parte del Ministerio de Justicia, ya que, si seapoya a la mujer que sale de la cárcel, se esta previniendo unpotencial nuevo delito. Por otra parte, se intenta que esapersona vulnerable no ingrese nuevamente a un grupo de riesgosocial", resalta Sajnovetzky.
La coordinadora de proyectos de la asociación puntualizó que"con esta iniciativa de insertar socialmente a las mujeresexcluidas cuando salen del presidio, se está generando unaverdadera muestra de cuidado a los derechos humanos".

(FIN/2007)

Luciana Peker
lpeker@yahoo.com
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