sábado, 25 de agosto de 2007

Rolando Revagliatti: 2 textos


Novios
Temblequean las sillas, roñosísimos y quemados los mantelitos, las
paredes, rugosas y coherentemente húmedas, así como el techo, con ondas.
El olor ambiente casi se oye. Sobre el mostrador campean sándwiches de
pan francés envueltos en un plástico transparente, aunque no lo
bastante, y en otro envoltorio de idéntico material e inconfundible aspecto,
se exhiben facturas apelmazadas. En la mesita aquella, fumando, mientras
aguarda el comienzo del show, mi novio lee el capítulo onceavo de “Las
Alas de la Paloma”. Soy una de las potras en bikini maquillándose en
un cuartucho con insignificantes pretensiones de camarín.


Artista

Al principio del proceso de gestación, le ocasionaba inconvenientes diversos a su mamá, tenues y vulgares. El parto fue normal, y en la cama matrimonial de sus papis: borroso don Lacio, ya un provecto, y Catalina. A Andresito lo antecedieron Gustavito, luego el robusto adolescente Gustavo, y Luisita, recibida precozmente de ingeniera civil y con promedio distinguido. Andresito y Gustavito eran rudos entre sí, en tanto con Luisita se mostraban considerados. Andresito era el más serio de los tres. Y el segundo más serio de los cinco. La fiesta acontecida a raíz del vigésimo cumpleaños de Gustavo, se malogró por el síncope que demoliera a don Lacio, más lacio que nunca yaciendo sobre el sofá del living, rodeado por la muchachada. Catalina no tardó en volver a casarse. Y Andresito contrajo hepatitis, en represalia, a modo de amonestación por ese enlace con un anciano entero y pintón. A él no le resultaba sencillo entregarse y disfrutar. Y se martirizaba por nimiedades y
desacuerdos con circunstanciales novias o amigas. ¿Avatares?: un par de blenorragias, o bien, borracheras con vino del zorro, o amontillado, o vodka, después de cortes bruscos.
Quiso el destino que a su medio siglo se encamotara nada menos que con una mendiga con parada en Retiro. Y que la sustrajera y la hiciera bañar, y curar de esos estigmas ulcerosos en las piernas. Y la extirpara de las calles ubicándola en un piso donde la ama con fervor encomiable. Y la vista en Gina Buti y la peine en Miguelito Romano. Y la declare su musa redimida, ya que inusitadamente estimulado, escribe y pinta ahora, y la menta y la plasma desde la pluma y el pincel. Es en la Galería de Arte y Poemas Ilustrados Delacroix donde expondrá desde el próximo primero de marzo, fecha de la vernissage con celebridades invitadas, y ágape y prensa, hasta el diecinueve de ese mismo mes.


Rolando Revagliatti
revadans@yahoo.com.ar
http://www.revagliatti.com.ar

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